Sacerdocio inmutable

Hebreos 7
En este capítulo, Pablo habla acerca de dos tipos de sacerdocios, uno humano, y otro divino. Habla de todos los hombres que fueron sacerdotes y luego de Malquisedec. Explica de que el sacerdocio humano es mutable, cambia, y no es constante, como dice el versículo 12, "Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;". Lo humanos son cambiantes y tendemos a pensar que cada uno tiene la razón, por eso habían diferentes tipos de sacerdocios, cada quien pensando que el suyo es mejor, muy parecido a hoy en día con tantas religiones. Pero hay uno que es verdadero, hay uno sobre todos, uno perfecto que es el sacerdocio de Cristo. Cristo. Como dicen los versículos 23 y 24, "Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable". Por la inmortalidad de Cristo, el es inmutable, el no cambia. Y si nos preocupamos por seguir el sacerdocio de Cristo, no debemos de temer porque sabemos que no va cambiar ni va jugarnos chueco. Dios es bueno y no cambia y nos deja mal en lo que nos dice.
Pero el problema nunca fue el sacerdocio de Cristo, sino yo. Yo soy mutable, yo soy el que cambia y dejo mal a Dios. Yo soy el que le juego chueco. Por mi inconstancia me alejo de Dios. Por mi falta de disciplina, dejo la perfecta voluntad que Él tiene para mí. Soy olvidadizo de todas las lecciones que me ha dado en el pasado. Y hago que me enseñen o que me recuerden como dice los capítulos anteriores acerca de la apostasía (Hebreos 6).
Aplicación: Tengo que dejar de ser flojo y olvidadizo. Debo ser disciplinado y recordar siempre las lecciones que Cristo ya me ha dado. Yo soy mi único obstáculo. Nada más tengo que aplicar lo que ya se, porque Dios no me puede juzgar por algo que no se, así que está en mi y con la ayuda de Dios para tener una buena comunión con Él.

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