Creo que hoy en día todos nos hemos vuelto muy impacientes. Cuando estamos manejando por las calles, o en la fila para pagar algo, o irónicamente en la iglesia esperando a que termine el culto, no impacientamos. Queremos que todo sea rápido, que ya sucede lo que tenga que suceder. Pensamos que nuestro tiempo es valioso para estarlo desperdiciado en esto o en lo otro. Pero esto es un fruto que no viene de Dios por lo tanto es de nuestra naturaleza humana, lo cual debemos de entregar al Señor para recibir un nuevo fruto que proviene del Espíritu Santo que es la paciencia. "Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía." Debemos de tener paciencia. Debemos darnos cuenta que lo que estamos esperando es la venida del Señor. Debemos estar preparados para esa suceso. Ya sea que venga Jesús por segunda vez o que nos muramos, tenemos que estar preparados. Y ya que estamos preparados, lo único que hay que hacer es ser pacientes y hacer las cosas sin prisa y con calidad. No importa toda las cosas que obtendremos con nuestras propias fuerzas, sino lo importante será todo lo que hicimos con la ayuda de Dios lleno de lo frutos del Espíritu (entre ellos la paciencia).
Aplicación: Me he estado preocupando mucho por lograr las cosas pronto. Y quiero que se cumpla tal o cual plan y aveces ese afán me hace olvidar las bendiciones que me da. En lugar de disfrutar los regalos de Dios de cada día, me preocupo y me afano por avanzar en un plan. Claro es importante ser constante o disciplinado, pero puedo tomar mi tiempo. No debo de preocuparme por avanzar tan rápido, solo debo de preocuparme de estar bien afianzado del Señor y dar paso bien dados hacia adelante.
Ayúdame Señor a darle la valor adecuado a cada cosa en mi vida. No permitas que no goce de las bendiciones por preocuparme por las cosas. Ayúdame ser un buen mayordomo en todas las áreas de mi vida.
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